sábado, 24 de diciembre de 2011

JULIO DE ANTON ESCRIBE UN LIBRO"SENBLANZAS DE UN EDUCADOR EN EL PALACIO DE LA ZARZUELA"

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JULIO DE ANTÓN / Profesor (jubilado) del SAR el príncipe de Asturias “Un educador debe conectar con el menor mediante afectos sinceros”
El quintanaro Julio de Antón ya tiene entre sus manos su nueva obra ‘Semblanzas de un educador en el Palacio de la Zarzuela’ en la que relata sus años como profesor del Príncipe de Asturias
Raquel Fernández22 de Diciembre de 2011

Julio de Antón estudió en Quintanar de la Sierra hasta los catorce años en el colegio de Ernesto Sanz y Sanz.
Este quintanaro, nacido en Ceuta, está ahora jubilado pero cuenta con una larga e impresionante carrera profesional que por suerte ha hecho que el nombre de este pueblo serrano haya llegado a muchas partes del mundo. Mucho de él tiene la educación del Príncipe de Asturias ya que en el transcurso de los años 1976-1983 fue Preceptor suyo, apoyado por más de ciento treinta educadores más, designado por SS.MM. los Reyes de España.
Ahora presenta un nuevo trabajo literario, ‘Semblanzas de un educador en el Palacio de la Zarzuela’ en el que narra todas esas vivencias.
¿Cuándo empezó a escribir ‘Semblanzas de un educador en el Palacio de la Zarzuela’?
Lo empecé hace muchos años, desde el golpe de estado del 23F de 1981, que me impactó por su trascendencia. Estuve presente en los sucedidos de aquel evento histórico, capítulo que he integrado en el marco de los dieciocho que compendia el libro. Volví a reiniciarlo hace tres años, tras celebrar mi jubilación.
¿Por qué ha elegido este momento para llevar a cabo este libro?
El motivo que me ha empujado a publicar este libro ha sido dejar un legado a los míos, a los serranos de la Demanda y a la historia que pudiera escribirse sobre mi idoneidad y preparación profesional que favoreció la formación y educación de un Príncipe, que reinará en España en el siglo XXI, al mismo tiempo que desvelar algunos malentendidos o silencios maliciosos de algunos cortesanos interesados en ignorarme, o dejarme a un lado de la cuneta.
¿Cuál es el hilo conductor de la obra y qué ha querido transmitir en sus páginas?
El hilo conductor de la obra se transmite en la misiva que remito a SAR Don Felipe solicitando su autorización para publicar mi libro, donde escribo “si tuviera que hacer una síntesis de mis tareas y de lo poco o mucho que me queda por hacer en la vida, tras cincuenta años de actividad profesional, se podría concluir que ese quehacer se ha centrado sobre cinco ejes, esencialmente educativos, y por este orden: primero, instruir y educar a niños y jóvenes en escuelas, colegios y Universidades, y a muchachos integrados en organizaciones juveniles de tiempo libre, a través de actividades pedagógicas y extraescolares, a la par que trataba de educar a menores difíciles, entre ellos a los sometidos a procesos de Reforma/ Protección, además, de muy difíciles individuos componentes de bandas juveniles como es el caso de la ‘basca’ del Tetillas, crestero archiconocido de la delincuencia juvenil; segundo, investigar y tratar las desviaciones juveniles, tribus urbanas y grupos eversivos del fútbol; tercero, desvelar la fenomenología de la violencia escolar, menores extranjeros escolarizados, así como entrenar y adiestrar a equipos directivos y docentes para gestionar la conflictividad escolar a través de talleres de escuelas seguras; cuarto, involucrarme en la investigación histórica y publicar obras noveladas de esa naturaleza, aportando una bibliografía de catorce libros, la mayoría agotadas sus ediciones; y quinto, entrega incondicional a niños y jóvenes, singularmente los que más la necesitaran, así, huérfanos, disóciales y disruptivos” .
SAR el Príncipe de Asturias visitó la localidad de Vinuesa realizando algún curso con usted, ¿recuerda que impresiones se llevó de esta zona y qué es lo que más le gustó?
El curso de las Cabañas se celebró en la Semana Santa de 1977, en el pueblo de Vinuesa, en el Pantano de la Cuerda del Pozo. Acompañaron a SAR Don Felipe treinta y dos niños que tenían motivaciones por aprender el arte de navegar en el Optimits ,nave que según los especialistas se recomienda a los principiantes para aprender a navegar en embalses o pantanos por la tranquilidad de sus aguas.
Don Felipe contaba sólo con la edad de nueve añitos, y por demás, iniciarse en alpinismo de la mano del inmejorable montañero César Pérez de Tudela, que en el transcurso de la acampada de fortuna diseñó una marcha a la laguna Negra de Vinuesa. Don Felipe guarda recuerdos y vivencias de su estancia en ese campamento y especialmente de la gente serrana que le cobijó y de los guardas forestales que informaron de la naturaleza de aquellas tierras, su fauna y flora, singularmente los inmensos pinares de la Sierra de la Demanda que se extiende por las provincias de Soria y Burgos, asistidos aquéllos por el celebrado Rodríguez de la Fuente.
No es esta la única obra que usted ha publicada, ¿qué más ha escrito durante estos años?
Numerosas obras. Por ejemplo ‘Juventud Difícil y Delincuencia Juvenil’, ‘Niños y jóvenes criminales, Prevención’, ‘Delincuencia Juvenil: problemática y estrategias’, ‘Modelos de intervención preventiva con menores difíciles’, ‘Fenomenología de la Delincuencia Juvenil’, ‘Alarma Social en la Trama Urbana’, ‘Violencia, Juventud y Deporte’, ‘Factores que promueven la violencia en el deporte con especial referencia al fútbol’, ‘Historia de la Policía Española’, ‘La mano del Octaedro’ o ‘Las Memorias de Pedro el Cruel’, entre otros.
¿Es ‘Semblanzas de un educador en el Palacio de la Zarzuela’ su obra más personal?
Sí. Esta obra es de las más auténticas y personales escritas por alguien que no es quien suscribe estas respuestas, siendo su autor un personaje que deviene de fuera, procedente de una de las manos del Octaedro, que habla y escribe desde la Nada o desde Nadie. En ningún capítulo se identifica al autor con Julio de Antón, aunque siempre ronda su biografía, la más auténtica, jamás contada.
Otras obras de carácter personal son las dos últimas novelas: ‘La mano del Octaedro’ y ‘Memorias de Pedro el Cruel’. Tal vez, la primera de ellas sea una de las más personales donde Salvador, su protagonista, madura en su niñez y mocedad en el pueblo de Quintanar de la Sierra. Ingresa en la policía a principios del siglo veinte y es destinado a Barcelona, moviéndose en ese espacio y tiempo entre estafadores, putas, gitanos, asesinos y anarquistas, volviendo tras éxitos y fracasos profesionales a recuerdos y vivencias de su mocedad a evocar sentimientos y vivencias de personas y espacios de su pueblo serrano.
En ‘Memorias de Pedro el Cruel’ señalar como lugares icónicos templarios el prado de la Virgen de la Guía, lugar concreto donde se encuentra o pudiera haber sido depositado el Cáliz que bebió Cristo y que compartió con sus apóstoles en su última noche, el Santo Grial.
¿Cuándo espera presentarlo en la comarca de Pinares y cómo cree que será el recibimiento del libro entre las gentes serranas?
Si me autorizan su publicación los despachos complicados y ‘complejos’ de la Casa de SM, el libro entrará en imprenta a inicios de enero del 2012 para mostrarlo, Dios mediante, en el salón del Ayuntamiento de Quintanar de la Sierra, con la venia de la Ilustrísima Alcaldesa, Monserrat, donde he presentado la mayoría de mis publicaciones, con ocasión de la Candelaria, fiesta entrañable y plena de calores, a pesar del frío que pueda captarse en el ambiente gélido que por esas fechas adorna y entumece a los pueblos de la Sierra. Si no procediera aquella autorización, en otra fecha que convenga.
Después de tantos años como educador, ¿ha descubierto la técnica mágica para formar a un niño/a?
Un criterio pedagógico que he mantenido en el proceso del tiempo con relación a la formación y educación de menores y jóvenes, consiste en que un educador, en su doble tarea de madurar y socializar a un niño, debe de hacerse notar por su capacidad de aproximarse y de contactar con el menor mediante afectos sinceros, ejercicios continuados de silencios, que son llaves que pueden abrir ventanas en la intimidad de las personas, aparte de mucha paciencia y prácticas de buen ejemplo. Añadiendo que con niños, se debe actuar de dos modos: primero, con limpieza de espíritu y segundo, con mimo.
En este orden tengo muy claro que una educación integral no tiene sentido sin un propósito creativo, lo que significa poner en el mundo algo bueno, útil y hermoso y además mostrarlo de manera ‘desvergonzada’, concepto novedoso en el sentido de que la educación que se pregona en las escuelas consiste exclusivamente en la formación de ‘avergonzados’ con la intención de generar entre los alumnos actitudes humillantes respecto de las lecciones de profesores que insisten en que todo lo que dicen ‘va a misa’.
Usted ha sido parte importante de la educación de jóvenes muy dispares como el ‘Tetillas’ o el Príncipe de Asturias, ¿dónde hay más responsabilidad, en educar a un Príncipe o a un delincuente juvenil?
Con el Tetillas, Pedro Andrés Clemente, archiconocido crestero de la delincuencia juvenil en la década de los ochenta del pasado siglo, tengo que reconocer que fracasé por la cantidad de odio, violencia y crueldad inmersas en sus motivaciones, viviendo su vida, advirtiéndome de continuo que él buscaba la muerte, como así ocurrió, y que un día escribiría sobre él. Con SAR don Felipe fue distinto, porque estaba en plenitud de afectos, sembrados por sus padres, solidaridad y paciencia, valores que eran de suyo, herramientas o palancas desde las que fundamenté una eficaz maduración y socialización.
¿Le queda por escribir algún libro más?
Sí, ‘El sentido de la violencia escolar’.
En la Mano del Octaedro, la localidad de Quintanar de la Sierra es la protagonista, ¿qué es para usted este pueblo?
Quintanar de la Sierra es en principio la zona de mis vivencias más preciosas; de los amigos más entrañables; de la familia extensa mas cariñosa y acogedora, Antón, Abad, Domingo y Ureta; de los rincones más encantadores, Pozo del Tío Casiano, la Cacera, Lago de las tres Princesas, Arlanza, Sanza, el Cerro, la Plaza, el frontón; y personajes, entre ellos el Chato, el Cascón, la Marivale, el Zurdo, el Candiles, la Fernanda, Don Ernesto, Prisco, el Carnera, Saulito, el Peñón, Isaias, Pascual II celebrado pelotari, campeón del mundo y alcalde del pueblo que me invitó a ser pregonero en las fiestas de San Cristobal, y un sinnúmero de fallecidos que ya están reinando en los cielos entre ellos Camilín, mi más fervoroso y maligno amigo, seguido del entrañable Chumino, Julianín el Varagancho, Luis de la Guinea, Gonzalito el primer capitán de barcos petroleros que dio la Sierra, y Emilin, el Canana, y otros más que harían la lista interminable.
¿Viene habitualmente?
Menos de lo que yo deseo.
¿Qué es lo que tiene usted de serrano y qué de ceutí?
Me declaro abiertamente serrano por las razones anteriormente citadas.
Para terminar, a que conclusiones ha llegado escribiendo ‘Semblanzas de un educador en el Palacio de la Zarzuela’?
Que allí, ‘arriba’, alguien me ha dado la oportunidad de vivir una vida fechada con la marca de calidad y excelencia, con la secuela de haber realizado la labor más brillante y excepcional que cualquier persona ha podido hacer y cumplir: formar a un Príncipe de Asturias, en los tiempos que amaneció de zagalito ante mi, tras designarme SS.MM en 1976, en calidad de Profesor en Palacio, y acabar en aquel desempeño, en 1984, cuando Don Felipe cumplió los dieciséis años.

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